Nación Güegüence

Una pizarra de expresión de opiniones y sentimientos personales sobre lo que acontece en Nicaragua y lo relacionado con ella.

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Nombre: Luciano Cuadra
Ubicación: Afghanistan

martes, marzo 13, 2007

Chávez, el injerencista.

¡Uff...Qué alivio!

Con tanto alboroto en León, con la llegada de Ortega y su amigo el Tnte-Cnel. Hugo Chávez, pensé que en la emoción del momento, Daniel Ortega se iba a volar las trancas y podría regalarle la Plaza de Sutiaba al venezolano.

Hay que admitir que las promesas de Chávez de facilitarnos esto y lo otro, (la refinería, o las plantas generadoras de energía, por ejemplo) puede resultar mitigando la pobreza en Nicaragua. Igual puede suceder con la inauguración del Bandes (Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela ). Lo que nos produce profundo malestar y desconfianza, es el costo, ya sea político o de otra índole, que tengamos que pagar los nicaragüenses.

No se puede decir que el sentimiento es infundado. Culpa de esto son las experiencias vividas.

Todo mundo nos ha cobrado con creces el "apoyo" que nos han otorgado.Sin necesidad de retroceder a los tiempos de la Colonia, podemos recordar el Tratado que se intentó negociar entre EE.UU y Nicaragua en 1911 en el que esa nación se hacía cargo del pago de una deuda de 15 millones de dólares, siempre y cuando personajes elegidos por oficiales del Dpto. de Estado y los banqueros, asumieran el control de Aduanas, el Banco Nacional de Nicaragua y el Ferrocarril.

Postreras complicaciones llevaron a Nicaragua a comprometer la soberanía nacional en el Tratado Chamorro-Bryan.

Más recientemente, con el FSLN en el poder, se utilizó nuestro territorio para dar albergue a terroristas y criminales de diferentes países a manera de pago por el soporte que naciones como Cuba y la entonces Unión Soviética daban al gobierno totalitario. A esto se le llamó "solidaridad internacionalista". Esa "solidaridad" llevó al frente sandinista a hacer concesiones que también lesionaron nuestra soberanía y amor propio, y a atacar a la población, obligando a ésta a levantarse en armas para defenderse.

Todo sabemos que en este planeta no hay almuerzo gratis. Siempre se da algo a cambio de algo.

El ex-militar golpista Hugo Chávez no puede esperar que los nicaragüenses creamos en el cuento del la Caperucita roja. (Menos con esas camisetas rojo-torero que usa). Quizá los demás países donde el líder venezolano mueve sus piezas geopolíticas, no les importe, pero en Nicaragua la cosa es diferente pues aquí nos hemos quemado con leche. Además, este es un pueblo que ha mordido el polvo por largo rato.

Si Chávez quiere regalar. No sería inteligente de nuestra parte, no aceptar; pero sí podemos decirle que debiera hacer uso del sistema de correos. De esa manera no le sería necesario estar viajando a Nicaragua para emitir su opinión sobre lo que se debe y puede hacer en el país. Eso es injerencia.

Si él quiere jugar a ser revolucionario, que lo haga. Pero en su país. No en el nuestro.

A los nicaragüenses nos quedó mal sabor. No por lo que hizo la revolución, sino por lo que hicieron aquellos que jugaron a ser revolucionarios.