Nación Güegüence

Una pizarra de expresión de opiniones y sentimientos personales sobre lo que acontece en Nicaragua y lo relacionado con ella.

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Nombre: Luciano Cuadra
Ubicación: Afghanistan

martes, marzo 20, 2007

Esta mañana recibí mensaje de un nicaragüense llamándome la atención porque en el blog titulado La Boda FSLN-PLC, y el cual también publiqué en la sección de Blogs del Diario LA PRENSA, yo generalizé al referirme a "los debiluchos liberales". Con ello me refería a la actitud servilezca y complaciente que han demostrado muchos de los diputados del PLC para con el FSLN en lo que conocemos como El Pacto (al pronunciar esta frase hay que pretender que escuchamos la música de El Monje Loco en el fondo).

Me decía el ciudadano en cuestión, que debí especificar que los debiluchos son los arnoldistas y no todos los liberales. Al leer el comentario rectifiqué inmediatamente aclarando que efectivamente no todos los liberales pueden ser calificados como colaboradores del FSLN.
Igualmente reconocí que entre los miembros de ese partido existen personas que hacen brillar a Nicaragua.

Es precisamente esa apreciación que tengo sobre algunos de ellos (liberales arnoldistas) lo que desconcierta más. Me pregunto ¿Cómo es posible que personas de alto kilataje moral y de probada inteligencia, respalden algo tan fatuo como lo es la política de entendimiento entre el FSLN y el PLC?

Unos cuantos de estos amigos me han "aclarado" que el entendimiento es necesario en estas lides, uno de ellos incluso me dijo lo siguiente con la entonación que usa quien está a punto de contar un secreto de confesión: "es que vos no sabés como son estas cosas".

Debo puntualizar, tal como lo hice con el amigo, que yo no me opongo al d-i-a-l-o-g-o entre las diferentes bancadas, como también estoy seguro no se oponen la mayoría de los nicas; lo que enerva es que esa relación se lleva a cabo con el único y soberano propósito de mantener a esos dos grupos en el poder sin llevar mejoras tangibles a la población.

En estos tiempos el nicaragüense sigue comiendo con un dólar al día, tal como lo hacía hace tres y cuatro, o cinco años. Desafortunadamente no se puede afirmar que hoy puede comprar lo mismo que compraba hace años con ese dólar.

De igual manera no pueden decir que la población obtiene buena atención en los hospitales del estado gracias a ese status que mantienen los dos partidos. La gente pobre se sigue muriendo porque en los centros hospitalarios lo único que encuentran son los deseos de buena suerte por parte del personal que ahí labora, y la muerte.

Los diputados y demás pactista no pueden decir que entienden pues ellos no sufren esas penalidades. Ellos no tienen que hacer fila para que les regalen unas cuantas pastillas; tampoco tienen que caminar varios kilómetros para ir al mercado buscando lo más barato para dar que comer a la prole que espera en alguna casa-escombro en el centro de Managua o en cualquer choza mal levantada en un predio baldío.

Es por eso que no encontramos la excusa para la existencia del tristemente célebre Pacto y menos aún comprendemos cómo ciertos ciudadanos probos e inteligentes respaldan esa burla al pueblo nicaragüense.