Nación Güegüence

Una pizarra de expresión de opiniones y sentimientos personales sobre lo que acontece en Nicaragua y lo relacionado con ella.

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Nombre: Luciano Cuadra
Ubicación: Afghanistan

jueves, julio 19, 2007

Aquel 19 de julio

Antes de escribir este blog quizá debí esperar para ver si vamos a tener algo nuevo durante la celebración de este día. ¿Qué sabemos? Tal vez nos anuncia el presidente que ya no se darán más apagones., o que el suministro de agua será permanente. Tal vez anunciará que decidió mandar a nadar al lago Xolotlán el proyecto de los CPC. Pero bueno, seguramente tendremos tema para escribir más tarde o mañana. Sobra el tiempo.

Comentando con unos amigos -no frentistas- en Granada, me decían con cierta timidez, que ellos celebran el 19 de julio pero no precisamente como apoyo hacia el FSLN sino como recordación por la caída del régimen somocista.

Quizá sea esto un sentimiento generalizado entre muchos nicaragüenses que recuerdan los momentos cuando se dio al trasto con la familia dinástica. Creo no mentir ni exagerar cuando digo que fuimos muchos los que llegamos a pensar que eso nunca sucedería
Por mi parte, conservo intacto en mi memoria el recuerdo cuando era chavalo y acompañando a mi madre en Venezuela, en lo que sería mi primer exilio, escuchaba a mi tío Abelardo (el que participó en el complot contra Sandino para después rebelarse contra Somoza García) decirme que él no podría regresar a Nicaragua sino hasta cuando los Somoza dejaran el poder.

Recuerdo esa noche, mientras admirábamos el valle de Caracas desde el patio de nuestra casa, me preguntaba si esa familia saldría de Nicaragua alguna vez. A mis pocos años de edad todavía no me perturbaban las inquietudes políticas. Mi interés radicaba en volver a ver a mis amigos y poder deslizarme en la patineta que me había llevado el Niño Dios y que había quedado guardada en la casa esperando mi regreso.

Desde aquellos tiempos comenzaba a darme cuenta que era importante para mi que los Somoza salieran de Nicaragua. Primero era por la patineta en cuestión, pero después, el tiempo y la conciencia se encargaron de que se alteraran mis prioridades muy seriamente.

Luego, el 17 de julio se fue el dictador y pasó lo que tenía que pasar. El 19 salió el efímero presidente Urcuyo. La mayor parte del pueblo celebró. Celebramos.

Debo admitir que la emoción del momento y en gran parte la inmadurez, no permitió reconocer que otra parte de Nicaragua sangraba, mientras otros celebraban. Celebrábamos.

Eran esas familias que con culpa o sin ella comenzaban a vivir su propio exilio. Unos fuera del país, pero otros dentro de la misma Nicaragua pasaron a ser inquilinos de aquellas mazorras de las que hacía gala el régimen que en esos momentos caía, o por lo menos, creíamos que caía. Esa otra parte de Nicaragua también la formaban los cipotes que quizá dejaron sus patines y patinetas.
Se fueron los asesores gringos, pero llegaron los cubanos, argentinos, chilenos, soviéticos, guatemaltecos y salvadoreños. Nicaragua quedaba inhabitada.

Curiosamente, a pesar del cambio que supuestamente implica una revolución, no hubo cambio en los gritos que se escuchaban en la Loma de Tiscapa - Aunque de esto no se dice nada en el folleto a colores que se vende ahora en el museo La Loma - Tampoco en el asedio a los derechos civiles y humanos, posición epistolar de la dictadura somocista.
Las libertades de expresión y de prensa siguieron bajo acoso. Igual se hostigó al creyente y al ateo y al que creyó en ellos.
Así, el FSLN pedía a gritos la guerra. Y la guerra continuó.

La nueva clase obligó al pueblo a combatir una vez más. Y las montañas se tiñeron de rojo por la sangre hermana y de negro por el dolor humano.

Han pasado ya 28 años. Algunos sobrantes de ese 19 de julio se quedaron arriba pensando en que la revolución de entonces, continúa. Se rehúsan a aceptar que estas, más que un movimiento organizacional o chagüite barato, es una actitud hacia la vida y hacia nuestros semejantes. Debe ser una muestra permanente de amor hacia Nicaragua y su gente, sean estos ricos o sean pobres.
En los mejores años del somocismo, hubo serviles que tuvieron la osadía de gritar a todo pulmón “Somoza Forever” .

Tenían razón. Somoza no ha muerto. Somoza vive en el alma y corazón contrarrevolucionario de la oligarquía rojinegra.

1 Comments:

Blogger Jaime R. Brenes Reyes said...

El FSLN pidió guerra?
Somoza vive en el corazon de la 'oligarquía' sandinista?

Esto suena a blog surreal.

22:45  

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