Nación Güegüence

Una pizarra de expresión de opiniones y sentimientos personales sobre lo que acontece en Nicaragua y lo relacionado con ella.

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Nombre: Luciano Cuadra
Ubicación: Afghanistan

domingo, julio 29, 2007

Editando la historia nacional

El viernes pasado se publicó en LA PRENSA un artículo del periodista e historiador Roberto Sánchez titulado El somocismo y sus mentiras http://www.laprensa.com.ni/archivo/2007/julio/27/noticias/opinion/ en el que el autor dispara a quemarropa y desde la funda contra las aberraciones de aquella otra dictadura.

Con este escrito no pretendo descalificar los señalamientos que Sánchez Ramírez hace contra la familia dinástica, de dispensar "cárcel, exilio, tortura, muerte, robo, corrupción y violaciones de indefensas mujeres" según sus palabras.

Considero válidos y aceptables esas acusaciones porque el pueblo nicaragüense las conoció por boca de muchas de las víctimas. Incluso el mismo Somoza García aceptó el uso de la tortura con choques eléctricos en los testículos, durante una entrevista con la revista TIME en 1948 cuando al ser cuestionado al respecto respondió: "Exageran, los choques que produce la maquina esa no son tan fuertes. Yo mismo la he probado…en mis manos".

Lo que preocupa del artículo en cuestión es la ausencia de deseos de completar la narración de acontecimientos que tomaron lugar una vez desaparecida la familia Somoza de Nicaragua. Falla pues el amigo Sánchez en rescatar en su totalidad la memoria histórica que él menciona.

Permitir la escasez de la verdad es dañino para aquellos que no vivieron esos tiempos pues se formarán y luego dispensarán una historia a medio contar, sesgada. En otras palabras, contarán cuentos.

No se puede ni debe historiar sobre el lado oscuro de la época de los Somoza sin narrar las acciones nefastas y carentes de humanismo cometidas por el régimen frentista durante los once años que gobernaron.

Si los Somoza se fundamentaron en la mentira, el FSLN lo hizo en el terror. Nunca se había vivido en Nicaragua un estado de tensión permanente y desconfianza entre la sociedad misma, como en el período del primer mandato del entonces partido único-armado-en el poder.

Prueba de lo anterior se puede encontrar en los reportes de los Derechos Humanos de la OEA. También cobran vida en la lectura de las miles de denuncias (40.000) que descansan en las gavetas de la CPDH.

Para ilustrar mejor esta verdad histórica podemos leer a Mario Cajina-Vega en su Reclamo Ad Perpetuam (2000) "el cual contiene fechas, días, datos, autógrafos, documentos, testimonios, evidencias, nombres propios y apellidos, apodos de guerra, cargos oficiales, constancias y demás pruebas pertinentes" del saqueo de las bóvedas blindadas perforadas con sopletes de la Sucursal Masaya del Banco Nicaragüense por el Estado Mayor organizado de la revolución…"

También está el testimonio del Tnte. Cnel (GN) Hugo Torres Yanez en su 3,802 días de terror y torturas sandinistas (1993). Lo mismo se desprende del libro La conspiración del silencio
de Roberto Zelaya Blanco (2001). Ambos narran las torturas a las que fueron sometidos por elementos del FSLN.

Más información se descubre en las páginas de Nicaragua ayer y hoy (1982) de Fabio Gadea Mantilla quien escribió: "El día 15 de junio la tenebrosa Seguridad del Estado del gobierno totalitario leninista de Nicaragua asesinó a los jóvenes estudiantes José Antonio Robleto Palma, 17 años; Sergio Mercado Madrigal, 20 años; y Edgar Martín Morales, 18 años, en el combativo barrio San Judas de la capital nicaragüense".

Para evitar que a alguien se le ocurra señalar que los antes mencionados son elementos de la derecha política del país, podemos también leer Una tragedia campesina (1991) del Dr. Alejandro Bendaña, antiguo Secretario General del Ministerio de Relaciones Exteriores del FSLN y de Zoilamérica Ortega (Narvaez) en el que se narra - entre otras - la historia de Fausto Sáenz Soza, un campesino de Muy Muy, Dpto. de Matagalpa "Fui detenido 23 veces por la Seguridad del Estado, interrogado, y mi casa cateada…yo también fui bien sufrido…yo trabajaba con los sandinistas, pero del 80 para acá los aborrezco".

No menos interesante y valioso es el libro
The civil war in Nicaragua-Inside the Sandinistas-
(1993) producto de Róger Miranda Bengoechea, antiguo Asistente Personal del ex-General Humberto Ortega. Narra Miranda "a medida que pasaban los años, se tornaba más difícil ignorar los abusos del sandinismo. El FSLN era humillado por los reportes críticos de la Comisión Permanente de los Derechos Humanos"…"las muertes, deliberadas o por accidente, eran a menudo achacadas a los Contras" (traducción libre).
Con lo anterior quiero recordar que se debe proceder con objetividad y actuar apegados a la verdad histórica si es que en realidad queremos lo mejor para Nicaragua y para las generaciones venideras. De otra manera puede tornarse en un boomerang que nos golpeará tarde o temprano. La verdad aunque duela, dice el viejo adagio.

El intento de ignorar la verdad o "reescribir la historia" parece ser endémico en los militantes y simpatizantes del partido de Ortega y así fue tratado en un artículo publicado en el Dallas Morning News el 29 de marzo de 1987 titulado "Sandinistas reescriben la historia para acomodarla a su revolución" (traducción libre).


En un párrafo se lee el siguiente comentario "El partido, a través del Instituto para el Estudio del Sandinismo se encuentra re-escribiendo o re-editando el pasado del país para esconder eventos históricos espinosos, promover el papel que juegan los actuales líderes en la revolución y desacreditar a los dirigentes de la oposición que no fueron miembros del FSLN o que han roto sus nexos con el partido".

No podemos permitir, con nuestro silencio, que los que detentan el poder editen la historia nacional. Esa verdad debe ser un compromiso de quienes la hemos vivido, para con nuestros hijos y nietos. Ellos lo agradecerán.