Dr. Alejandro Bolaños Geyer - Amigo y Maestro
Con mucha pena he recibido la noticia del viaje que ha emprendido el nicaragüense, amigo, y maestro, Alejandro Bolaños Geyer. Este sentimiento es más por el vacío que deja en las páginas aún por escribirse sobre nuestro pasado, y no tanto por el hecho de no poder verlo o conversar con él, pues sus escritos e investigaciones históricas, siempre en defensa de lo nuestro, serán el medio de permanente comunicación.
Queda Nicaragua sin uno de sus más acuciosos investigadores. Uno que dejó de lado una gratificante profesión, para dedicarse a conocer nuestras raíces y suministrarnos el conocimiento adquirido, eternizándolo en sus tantas publicaciones. Igualmente destaca don Alejandro, en su permanente tarea de recordarnos el gran fraude cometido contra la población durante los años 80, por aquellos que aún, a estas alturas, justifican el robo y el desprecio por la justicia.
Fue este taciturno ciudadano Masaya, quien, durante esos aciagos tiempos, mientras muchos nos concentrábamos en una campaña político- militar, me hacía llegar copias de sus colaboraciones desde St. Charles. Missouri, donde denunciaba lo acontecido en nuestro país, a través del Nicaraguan Information Center, un foro creado y sostenido con sus propios fondos.
Ahora tendrá don Alejandro, la eternidad en sus manos para preguntarle al Capitán inglés Granville Lock, con qué autoridad se posesionó del poblado San Juan de Nicaragua en Enero de 1848, para luego cambiarle el nombre por el de Greytown. Y tan importante como lo anterior, seguramente querrá saber del Capitán Hollins, comandante de la corbeta estadounidense Cyane, lo que este sintió en Julio de 1854, al cañonear por una hora y treinta y cinco minutos (con sus debidos períodos de descanso), a esa indefensa población. También podrá cuestionar a Walker, a sus anchas, sin límite. Querrá saber porqué usurpó nuestro territorio. ¿Quiso en realidad anexarnos a Estados Unidos? ¿O fue simplemente esto, producto de la manipulación política propia de los tiempos?
Entra pues, como buen nicaragüense, ante la historia, con su típico paso lento, pero sin titubear, y su pequeña estatura física, opacada por su personalidad de santo, mirando directamente al Creador, con esos ojos azules proyectando aquella mirada de “yo no fuí”.
Alejandro Bolaños Geyer y su obra, no quedan sepultados en el olvido.
Luciano Cuadra W
Queda Nicaragua sin uno de sus más acuciosos investigadores. Uno que dejó de lado una gratificante profesión, para dedicarse a conocer nuestras raíces y suministrarnos el conocimiento adquirido, eternizándolo en sus tantas publicaciones. Igualmente destaca don Alejandro, en su permanente tarea de recordarnos el gran fraude cometido contra la población durante los años 80, por aquellos que aún, a estas alturas, justifican el robo y el desprecio por la justicia.
Fue este taciturno ciudadano Masaya, quien, durante esos aciagos tiempos, mientras muchos nos concentrábamos en una campaña político- militar, me hacía llegar copias de sus colaboraciones desde St. Charles. Missouri, donde denunciaba lo acontecido en nuestro país, a través del Nicaraguan Information Center, un foro creado y sostenido con sus propios fondos.
Ahora tendrá don Alejandro, la eternidad en sus manos para preguntarle al Capitán inglés Granville Lock, con qué autoridad se posesionó del poblado San Juan de Nicaragua en Enero de 1848, para luego cambiarle el nombre por el de Greytown. Y tan importante como lo anterior, seguramente querrá saber del Capitán Hollins, comandante de la corbeta estadounidense Cyane, lo que este sintió en Julio de 1854, al cañonear por una hora y treinta y cinco minutos (con sus debidos períodos de descanso), a esa indefensa población. También podrá cuestionar a Walker, a sus anchas, sin límite. Querrá saber porqué usurpó nuestro territorio. ¿Quiso en realidad anexarnos a Estados Unidos? ¿O fue simplemente esto, producto de la manipulación política propia de los tiempos?
Entra pues, como buen nicaragüense, ante la historia, con su típico paso lento, pero sin titubear, y su pequeña estatura física, opacada por su personalidad de santo, mirando directamente al Creador, con esos ojos azules proyectando aquella mirada de “yo no fuí”.
Alejandro Bolaños Geyer y su obra, no quedan sepultados en el olvido.
Luciano Cuadra W
posted by Luciano Cuadra | 5:32 p. m.
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