Nación Güegüence

Una pizarra de expresión de opiniones y sentimientos personales sobre lo que acontece en Nicaragua y lo relacionado con ella.

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Nombre: Luciano Cuadra
Ubicación: Afghanistan

martes, julio 31, 2007

Misterio en el TAM

Este comentario lo voy a subir directamente a Nación Güegüence en vez de hacerlo al blog de LA PRENSA.

Tiene que ver con los cambios que ha efectuado el pleno de la Corte de Justicia de Nicaragua en el Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM) como resultado de las investigaciones que se llevaron a cabo para saber la razón o razones por la cual los magistrados Enrique Chavarría Meza (frentista) y René Bayardo Robelo Sotomayor (liberal) fallaron a favor de unos ciudadanos que habían sido encontrados culpables de narcotráfico, y para colmo, ordenaron que se les regresaran los bienes incautados.

Este fue un operativo en el que la Policía Nacional capturó a los narcotraficantes en las playas de Masachapa en octubre del año pasado.

Para mí resulta misterioso e intrigante el hecho de que aunque fueron TRES los magistrados que pusieron su rúbrica en el documento que liberó a los antisociales, sólo pagan por los platos rotos, los señores arriba mencionados, pero el tercero, Oscar Loza Averruz sale campante e impoluto. ¿Por qué?

No sé si se deba al hecho de que el ciudadano Loza Averruz cuenta en su expediente haber sido alto oficial de la Dirección General de la Seguridad del Estado durante la década perdida.
De otra manera. ¿Cómo se explica eso? No creo posible que se pueda dar libertad a personas que fueron declaradas culpables (10 años en la casa de bloque) de trasegar 3,101.17 kilogramos de cocaína y luego salir chiflando.

He notado que mucho se menciona el hecho de que él ya está jubilado; pero, ¿Y? ¿Lo absuelve eso de culpa? Algunas personas se preguntarán qué sanción se le puede aplicar a una persona en retiro. Tal vez podamos usar como ejemplo el caso que precisamente hoy salió publicado en las noticias y que está relacionado con la muerte del soldado norteamericano Pat Tillman caído en Afghanistan en el 2004.

El asunto está en que uno de los generales jefes de Tillman, ya retirado, fue encontrado culpable de negligencia por un panel que investigaba los hechos alrrededor de la muerte del soldado. Aún sabiendo que el alto militar ya no forma parte de las estructuras del ejército gringo, el panel resolvió castigarlo reduciendo su pensión mensual en unos mil dólares aproximadamente. Uno de los investigadores contempló la idea de llevarlo a Corte Marcial. Luego desistió.

¿Por qué no se puede hacer lo mismo con Loza? ¿Qué tal si se le quita una parte de su jugoso cheque? Total, tal vez no le hace falta después de todo. No creo sea mucho pedir querer saber el motivo de esa decisión.

Si es cierto que las autoridades desean lavar la imagen del sistema judicial nicaragüense al remover a oficiales de dudoso proceder, también deber ser parejos en la afeitada. No es posible que castiguen a unos y a otros los manden a su casa.

Aunque en realidad algo así no debe extrañarnos a los nicas. *¿Acaso no mandaron a su casa a un ciudadano reconocido y acusado de lavado de dinero, sólo porque tenía un ligero problema en un dedo? Ahora el pobrecito tiene el país por cárcel.

Me decía un abogado amigo en Managua, que seguramente existe una buena excusa para no sancionar a Loza Averruz. Eso espero y ojalá que sea buena. 3,101.17 kilogramos son media tonelada de razones para querer escuchar esa excusa.


* Cualquier coincidencia es pura casualidad.

domingo, julio 29, 2007

Editando la historia nacional

El viernes pasado se publicó en LA PRENSA un artículo del periodista e historiador Roberto Sánchez titulado El somocismo y sus mentiras http://www.laprensa.com.ni/archivo/2007/julio/27/noticias/opinion/ en el que el autor dispara a quemarropa y desde la funda contra las aberraciones de aquella otra dictadura.

Con este escrito no pretendo descalificar los señalamientos que Sánchez Ramírez hace contra la familia dinástica, de dispensar "cárcel, exilio, tortura, muerte, robo, corrupción y violaciones de indefensas mujeres" según sus palabras.

Considero válidos y aceptables esas acusaciones porque el pueblo nicaragüense las conoció por boca de muchas de las víctimas. Incluso el mismo Somoza García aceptó el uso de la tortura con choques eléctricos en los testículos, durante una entrevista con la revista TIME en 1948 cuando al ser cuestionado al respecto respondió: "Exageran, los choques que produce la maquina esa no son tan fuertes. Yo mismo la he probado…en mis manos".

Lo que preocupa del artículo en cuestión es la ausencia de deseos de completar la narración de acontecimientos que tomaron lugar una vez desaparecida la familia Somoza de Nicaragua. Falla pues el amigo Sánchez en rescatar en su totalidad la memoria histórica que él menciona.

Permitir la escasez de la verdad es dañino para aquellos que no vivieron esos tiempos pues se formarán y luego dispensarán una historia a medio contar, sesgada. En otras palabras, contarán cuentos.

No se puede ni debe historiar sobre el lado oscuro de la época de los Somoza sin narrar las acciones nefastas y carentes de humanismo cometidas por el régimen frentista durante los once años que gobernaron.

Si los Somoza se fundamentaron en la mentira, el FSLN lo hizo en el terror. Nunca se había vivido en Nicaragua un estado de tensión permanente y desconfianza entre la sociedad misma, como en el período del primer mandato del entonces partido único-armado-en el poder.

Prueba de lo anterior se puede encontrar en los reportes de los Derechos Humanos de la OEA. También cobran vida en la lectura de las miles de denuncias (40.000) que descansan en las gavetas de la CPDH.

Para ilustrar mejor esta verdad histórica podemos leer a Mario Cajina-Vega en su Reclamo Ad Perpetuam (2000) "el cual contiene fechas, días, datos, autógrafos, documentos, testimonios, evidencias, nombres propios y apellidos, apodos de guerra, cargos oficiales, constancias y demás pruebas pertinentes" del saqueo de las bóvedas blindadas perforadas con sopletes de la Sucursal Masaya del Banco Nicaragüense por el Estado Mayor organizado de la revolución…"

También está el testimonio del Tnte. Cnel (GN) Hugo Torres Yanez en su 3,802 días de terror y torturas sandinistas (1993). Lo mismo se desprende del libro La conspiración del silencio
de Roberto Zelaya Blanco (2001). Ambos narran las torturas a las que fueron sometidos por elementos del FSLN.

Más información se descubre en las páginas de Nicaragua ayer y hoy (1982) de Fabio Gadea Mantilla quien escribió: "El día 15 de junio la tenebrosa Seguridad del Estado del gobierno totalitario leninista de Nicaragua asesinó a los jóvenes estudiantes José Antonio Robleto Palma, 17 años; Sergio Mercado Madrigal, 20 años; y Edgar Martín Morales, 18 años, en el combativo barrio San Judas de la capital nicaragüense".

Para evitar que a alguien se le ocurra señalar que los antes mencionados son elementos de la derecha política del país, podemos también leer Una tragedia campesina (1991) del Dr. Alejandro Bendaña, antiguo Secretario General del Ministerio de Relaciones Exteriores del FSLN y de Zoilamérica Ortega (Narvaez) en el que se narra - entre otras - la historia de Fausto Sáenz Soza, un campesino de Muy Muy, Dpto. de Matagalpa "Fui detenido 23 veces por la Seguridad del Estado, interrogado, y mi casa cateada…yo también fui bien sufrido…yo trabajaba con los sandinistas, pero del 80 para acá los aborrezco".

No menos interesante y valioso es el libro
The civil war in Nicaragua-Inside the Sandinistas-
(1993) producto de Róger Miranda Bengoechea, antiguo Asistente Personal del ex-General Humberto Ortega. Narra Miranda "a medida que pasaban los años, se tornaba más difícil ignorar los abusos del sandinismo. El FSLN era humillado por los reportes críticos de la Comisión Permanente de los Derechos Humanos"…"las muertes, deliberadas o por accidente, eran a menudo achacadas a los Contras" (traducción libre).
Con lo anterior quiero recordar que se debe proceder con objetividad y actuar apegados a la verdad histórica si es que en realidad queremos lo mejor para Nicaragua y para las generaciones venideras. De otra manera puede tornarse en un boomerang que nos golpeará tarde o temprano. La verdad aunque duela, dice el viejo adagio.

El intento de ignorar la verdad o "reescribir la historia" parece ser endémico en los militantes y simpatizantes del partido de Ortega y así fue tratado en un artículo publicado en el Dallas Morning News el 29 de marzo de 1987 titulado "Sandinistas reescriben la historia para acomodarla a su revolución" (traducción libre).


En un párrafo se lee el siguiente comentario "El partido, a través del Instituto para el Estudio del Sandinismo se encuentra re-escribiendo o re-editando el pasado del país para esconder eventos históricos espinosos, promover el papel que juegan los actuales líderes en la revolución y desacreditar a los dirigentes de la oposición que no fueron miembros del FSLN o que han roto sus nexos con el partido".

No podemos permitir, con nuestro silencio, que los que detentan el poder editen la historia nacional. Esa verdad debe ser un compromiso de quienes la hemos vivido, para con nuestros hijos y nietos. Ellos lo agradecerán.

jueves, julio 26, 2007

Los insultos de Chávez

Durante su último viaje a Nicaragua, el presidente de Venezuela insultó a la oposición democrática llamándolos “loros y lacayos” durante un somnífero discurso en Puerto Sandino. Poco después, decía abiertamente que Ortega debería ser reelegido presidente. Como si la situación que vive la población en estos momentos, fuera cosa para jugar.

Al regresar a su país, Chávez le instruyó a su ministro de Relaciones Exteriores que se prepare para expulsar a cualquier extranjero que critique al gobierno, o sea, a él.

Más recientemente, entró en una polémica con el Cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez al llamarlo “loro del imperialismo” y “payaso imperialista”.

Lo interesante y curioso de este caso es que en el incidente con el religioso catracho, el presidente de ese país, Manuel Zelaya, quien “parece que quiere hacerse” amigo de Chávez, expresó, aunque muy timidamente, que él conoce la trayectoria de Rodríguez en favor de los pueblos oprimidos .

Pero el congreso de esa nación fue aún más lejos al pedirle a Zelaya que exiga disculpas a Chávez.

En el caso de Nicaragua, muy por el contrario, el presidente de “todos” los nicaragüenses no dijo “esta boca es mía”. Bueno, parece que ese fue el papel que le asignaron a desempeñar durante la visita del venezolano, pues en una parada que hicieron en la Paz Centro, Chávez intercambió impresiones con una joven por casi media hora y el presidente frentista se vio limitado a responder un par de preguntas. Poco faltó para que el coronel golpista lo mandara a comprar sodas para él y la chavala a la venta de la esquina.

Pero volviendo al tema de los insultos emitidos por el tirano Chávez, a Ortega ni se le cruzó por la mente la idea llamarle la atención por haber insultado a nuestros connacionales.

Los señores de la pseudoizquierda nicaragüense se desviven denunciando la “injerencia gringa en Nicaragua” pero no dicen nada ante la ofensa a sus propios conciudadanos por parte de un extranjero, o “musiú” como se les dice en Venezuela a los forasteros.

En este caso también vemos la doble moral de Chávez, pues se molesta cuando extranjeros se expresan mal de su gobierno, pero a él le vale un comino ir a otra nación a insultar a ese pueblo. Parece que se siente como si fuera Daniel Ortega manejando los asuntos de este país. Es como si Nicaragua sirviera como polígono de tiro donde puede practicar.

Pero por otro lado, es profundamente penoso que nuestra Asamblea Nacional no se haya pronunciado denunciando el atropello. Ambos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, han fallado en honrar lo establecido en el Arto. 1 de los Principios Fundamentales de la Constitución de la República, en el que se establece que “toda injerencia extranjera en los asuntos internos de Nicaragua o cualquier intento por menoscabar esos derechos, atentan contra la vida del pueblo. Es deber de TODOS (mayúsculas agregadas) los nicaragüenses preservar y defender esos derechos”.

Sería adecuado, digno y esperado que ese poder del Estado emita una declaración designando a Chávez Persona Non-Grata en su próxima visita a nuestro país.

Venezolanos, pongánse las pilas. No es posible que sigamos aguantando las insensateces de este nuevo Abdalá Bucaram. ¡Cónchale vale!

jueves, julio 19, 2007

Aquel 19 de julio

Antes de escribir este blog quizá debí esperar para ver si vamos a tener algo nuevo durante la celebración de este día. ¿Qué sabemos? Tal vez nos anuncia el presidente que ya no se darán más apagones., o que el suministro de agua será permanente. Tal vez anunciará que decidió mandar a nadar al lago Xolotlán el proyecto de los CPC. Pero bueno, seguramente tendremos tema para escribir más tarde o mañana. Sobra el tiempo.

Comentando con unos amigos -no frentistas- en Granada, me decían con cierta timidez, que ellos celebran el 19 de julio pero no precisamente como apoyo hacia el FSLN sino como recordación por la caída del régimen somocista.

Quizá sea esto un sentimiento generalizado entre muchos nicaragüenses que recuerdan los momentos cuando se dio al trasto con la familia dinástica. Creo no mentir ni exagerar cuando digo que fuimos muchos los que llegamos a pensar que eso nunca sucedería
Por mi parte, conservo intacto en mi memoria el recuerdo cuando era chavalo y acompañando a mi madre en Venezuela, en lo que sería mi primer exilio, escuchaba a mi tío Abelardo (el que participó en el complot contra Sandino para después rebelarse contra Somoza García) decirme que él no podría regresar a Nicaragua sino hasta cuando los Somoza dejaran el poder.

Recuerdo esa noche, mientras admirábamos el valle de Caracas desde el patio de nuestra casa, me preguntaba si esa familia saldría de Nicaragua alguna vez. A mis pocos años de edad todavía no me perturbaban las inquietudes políticas. Mi interés radicaba en volver a ver a mis amigos y poder deslizarme en la patineta que me había llevado el Niño Dios y que había quedado guardada en la casa esperando mi regreso.

Desde aquellos tiempos comenzaba a darme cuenta que era importante para mi que los Somoza salieran de Nicaragua. Primero era por la patineta en cuestión, pero después, el tiempo y la conciencia se encargaron de que se alteraran mis prioridades muy seriamente.

Luego, el 17 de julio se fue el dictador y pasó lo que tenía que pasar. El 19 salió el efímero presidente Urcuyo. La mayor parte del pueblo celebró. Celebramos.

Debo admitir que la emoción del momento y en gran parte la inmadurez, no permitió reconocer que otra parte de Nicaragua sangraba, mientras otros celebraban. Celebrábamos.

Eran esas familias que con culpa o sin ella comenzaban a vivir su propio exilio. Unos fuera del país, pero otros dentro de la misma Nicaragua pasaron a ser inquilinos de aquellas mazorras de las que hacía gala el régimen que en esos momentos caía, o por lo menos, creíamos que caía. Esa otra parte de Nicaragua también la formaban los cipotes que quizá dejaron sus patines y patinetas.
Se fueron los asesores gringos, pero llegaron los cubanos, argentinos, chilenos, soviéticos, guatemaltecos y salvadoreños. Nicaragua quedaba inhabitada.

Curiosamente, a pesar del cambio que supuestamente implica una revolución, no hubo cambio en los gritos que se escuchaban en la Loma de Tiscapa - Aunque de esto no se dice nada en el folleto a colores que se vende ahora en el museo La Loma - Tampoco en el asedio a los derechos civiles y humanos, posición epistolar de la dictadura somocista.
Las libertades de expresión y de prensa siguieron bajo acoso. Igual se hostigó al creyente y al ateo y al que creyó en ellos.
Así, el FSLN pedía a gritos la guerra. Y la guerra continuó.

La nueva clase obligó al pueblo a combatir una vez más. Y las montañas se tiñeron de rojo por la sangre hermana y de negro por el dolor humano.

Han pasado ya 28 años. Algunos sobrantes de ese 19 de julio se quedaron arriba pensando en que la revolución de entonces, continúa. Se rehúsan a aceptar que estas, más que un movimiento organizacional o chagüite barato, es una actitud hacia la vida y hacia nuestros semejantes. Debe ser una muestra permanente de amor hacia Nicaragua y su gente, sean estos ricos o sean pobres.
En los mejores años del somocismo, hubo serviles que tuvieron la osadía de gritar a todo pulmón “Somoza Forever” .

Tenían razón. Somoza no ha muerto. Somoza vive en el alma y corazón contrarrevolucionario de la oligarquía rojinegra.